Ingredientes:
1kg de pimientos de piquillo frescos
1 cucharada de sal gorda
Aceite
Elaboración
Colocamos los pimientos en una bandeja de horno que nos entre en la freidora y que este untada en un poco de aceite y sobre los mismos un ligero bronceado del mismo aceite, y sal. Precalentamos a 200ºC nuestra freidora.
El pimiento no hace falta que se haga mucho, es más, no debe de hacerse demasiado para que luego se pueda manejar bien. Para eso cocinamos a 200ºC durante 10 minutos.
Los sacamos y los tapamos en el molde con un poco de film de cocina para que suden y se pelen mejor. Una vez que estén templados empezamos a pelarlos, quitando la union del tallo, empezaran a pelarse solos y muy fácil de hecho sale la camisa del pimiento entero, le quitamos las pepitas y los echamos en un bote con el liquido que salió de la cocción colado, si no los cubre del todo añadimos aceite de oliva suave.
Una vez fuera les quitaremos la parte superior (la unión con el tallo) como os muestro en la foto. Esa carne también podremos aprovecharla, pero para que queden bonitos en el bote (rectos), mejor se la quitamos.
Los pelamos sin esfuerzo, y les quitaremos las abundantes pepitas o semillitas que traen simplemente metiendo la mano dentro.
Los iremos colocando en un recipiente, y eliminaremos las pieles y semillas.
¿Cómo conservarlos? Pues en un aceite de oliva suave y siempre dentro de la nevera. El caso es que una vez metidos dentro, los dejaremos enfriar y luego los taparemos y los guardaremos. Desde luego la mejor opción es ésta. También se pueden congelar cada cuatro o cinco, pero estoy seguro de que pierden color y textura.
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